Una vez cruzamos la frontera con Eslovenia llegamos a la zona de los Alpes Julianos. Es una región con carreteras nuevas de asfalto negro perfecto (pagado por los fondos de la Unión Europea) y valles verdes con casitas en plan Heidi. También tiene unos lagos muy chulos donde es imposible no parar a darte un baño. Por mucho que quieras llegar a la siguiente ciudad al ver el agua transparente en la orilla y las montañas altísimas y verdes que lo rodean te preguntas ¿Cómo sería bañarme aquí? Y en ese momento te da igual desmontar la bolsa de la moto para ponerte el bañador y sacar la toalla. El lago en el que nos bañamos se llamaba Bohinjsk y el agua no estaba tan fría como uno puede pensar de todas formas con el calor que hacia daba igual.
Luego fuimos a Bled que aunque más turístico que el lago anterior hay que reconocer que es más bonito. Tiene una iglesia en una isla justo en el centro del lago. Para llegar allí había que montarse en un bote con 20 personas pero nosotros fuimos a la otra punta del lago y alquilamos una barca una hora. Así llegamos a la isla.
Después Unai sugirio no dormir allí y tirar para la capital, Liubliana. Unai consultando el mapa y haciendo de guia fue un espectáculo pero hay que reconocer que llegamos. Eso si, nos ayudaron unos moteros eslovenos que nos acercaron hasta la misma puerta del albergue. De no ser así no se donde hubiéramos acabado..¿Eh Unai?
